Nos encontramos de nuevo en la Sevilla del Barroco, concretamente en el siglo XVII, donde la ciudad continúa con la renovación urbanística ya iniciada en el siglo XVI y además vive un gran esplendor artístico, cuyo motor principal será el fervor religioso. Las ideas que nacen con la Reforma Protestante hacen que se multipliquen las manifestaciones religiosas, en muchos casos, a través de las artes. Aunque parece ser que ya había existencia de cofradías en Sevilla desde el siglo XIII, como agrupaciones de fieles que vivían la religiosidad en modo discreto, no será hasta mediados del siglo XVI, cundo el Concilio de Trento recomendó sacar pasos a la calle para llegar a más fieles, momento a partir del cual las hermandades empezaron a portar sus imágenes. Es por ello que en estos años se sucede una enorme demanda de imágenes procesionales, bien fuesen de nazarenos, crucificados, dolorosas, etc. Uno de los escultores más afamados y con gran cantidad de producción para la ciudad ...
Difusión del patrimonio histórico