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Lo que Sevilla perdió de Aníbal González: el Gran Café París

Aníbal González, el gran genio que elevó a lo más alto el regionalismo sevillano, hoy es casi un recuerdo. En la Sevilla del siglo XXI muchos desconocen que fue el gran artífice de la Plaza de España, pero no solo vivió dedicado a edificios monumentales, sino que dejó una extensa producción a lo largo de sus treinta años de arquitectura. La mayoría de esos edificios se conservan hoy, pasando desapercibidos a los ojos de los sevillanos, pero algunos no tuvieron la misma suerte. Hoy dedicaremos un rato a lamentarnos (por qué no) por la pérdida del emblemático Café París.

Postal coloreada de la época

El precioso edificio del Gran Café París fue construido por Aníbal González entre 1904 y 1906, a la edad de 28 años, y pertenece a su escasa producción modernista. Sí, habéis leído bien, Aníbal González también hizo edificios modernistas. Justo en su etapa de joven arquitecto, cuando termina la carrera en 1902, decide dedicar los primeros años de su vida profesional al estilo moderno, y en esta corriente arquitectónica diseña el que va a ser el gran referente de la vida social sevillana durante las primeras décadas del siglo XX.


Nos vamos a dirigir hacia La Campana y vamos a imaginar que en la esquina aparece un magnífico edificio de cristaleras y fundición. Si entramos en él hay amplios salones forrados de espejos, sillas con tapicería roja y billares. La gente de allí se sienta y discute sobre el toreo, asiste a los conciertos, cuenta los días que quedan para la Exposición Iberoamericana, ensalza su andalucismo a través de Blas Infante y toma café acompañado de unas buenas torrijas. El aire que se respiraba en La Campana era muy distinto al de ahora.


Fotografía de la época donde todavía se observa el Café París

Para empezar, tenemos que situarnos en el contexto urbano de la sevilla modernista. Aparecen las grandes avenidas, dejando muchos solares vacíos con los que hicieron el año los arquitectos de la época. En uno de esos solares sitúa Aníbal su Café París, al más puro estilo europeo y cosmopolita, con un cuerpo cilíndrico acristalado que resuelve la esquina. Además estaba rematado con una gran cúpula de estilo parisino totalmente diferente a lo que se estaba haciendo en la ciudad. El modernismo se palpaba en todos los detalles del edificio, desde su cerramiento acristalado, a sus formas onduladas y florales, pasando por sus barandas de hierro de fundición. La Campana actual no guarda casi ningún parecido a lo que fue antaño, tan solo se mantiene en pie la famosa confitería, testigo de lo que un día fue un lugar entrañable, de encuentro obligado en las largas noches sevillanas.

Pero los años fueron haciendo estragos y su rica decoración modernista se fue perdiendo. Al poco de ser edificado ya le faltaban las cresterías de la azotea y el rótulo de la entrada. Durante la Guerra Civil sufre varias reformas que le restan el esplendor de sus mejores años, albergando el bazar La Importadora durante los años 40, una especie de almacén. Y así comenzó el ansia de Sevilla por derribar edificios emblemáticos para edificar otros grandes almacenes, y el vecino Palacio de los Marqueses de Palomares fue víctima de la piqueta para dar paso a El Corte Inglés. Con el nuestro, el Café París, ocurrió más de lo mismo, fue demolido sin miramientos, en una época en la que todo era derribar para construir, y la ciudad perdió una de sus joyas modernistas, representante de esa corta etapa de Aníbal González.
Postal de la época, Café París

En 1907, el arquitecto rompe por completo con el modernismo y se centra en el regionalismo, dando paso a sus obras más conocidas, la mayoría hoy conservadas (no vamos a decir que en perfectas condiciones). El Café París tuvo peor suerte, fue uno de los mejores exponentes del modernismo en la ciudad, junto con otros muchos edificios que finalmente fueron demolidos, para dar paso a una nueva arquitectura sevillana. Puede que este estilo moderno no fuese acorde a la Sevilla de la época, puede que pegase más con la Barcelona de Gaudí, pero aún así, no se debería permitir que joyas como esta quedasen hechas escombros, porque sean o no del estilo sevillano, forman parte de nuestra memoria y nuestro patrimonio.

Fuentes:
Sevillanadas. Blog.
Memoria de la plaza de la Campana. Artículo en El Correo.
Café París de Aníbal González. Artículo en Andalucía Información.

Comentarios

  1. Puse esta mañana que es encomiable la labor que realizáis en pro del patrimonio y por la cultura. Lástima que hayan desaparecido tantos edificios, como el presente, que documentáis. Enhorabuena!!

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    Respuestas
    1. ¡Gracias por tus palabras! Esperamos poder volver pronto a hacer nuestras visitas guiadas por los edificios de Aníbal González.

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